sábado, abril 28, 2007

ADIOS II


Un día pasé por un jardín, que no era mío. Y descubrí una rosa de exclusiva belleza. La admiré por unos minutos y decidí acercarme. La acaricié, la besé y la retuve por unos instantes entre mis manos.

Sin que nadie lo supiera, la pensé mía. Y sin decírselo a nadie, la quise como si fuese mía.

Cada vez que podía, me acercaba a ese jardín, que no era mío, y pasaba con ella hermosos momentos de alegría.

Con los primeros rayos del sol, florecía alegremente, mostrando que era el cascabel de la mañana que sonreía complaciente y contagiosa.

Y a pesar que no era mía... y a pesar que la sentía como mía, yo siempre supe que un día esa hermosura de flor se iría a otro jardín, que no sería el mío, y sería más hermosa todavía.

Hoy ha llegado el momento en que te movieras. Y tal vez estás más hermosa que nunca. Y a pesar que me hubiese gustado retenerte como aquel día en que te descubrí, en un jardín que no era mío, me resigno al verte radiantemente feliz.

Tal vez, más adelante, podrás descubrir y valorar lo que has dejado atrás.
qvadis daniel-steeves

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